Una cita con la historia medieval de Hoyo de Pinares


Corría el año de 1250 y, en Castilla y León, reinando Alfonso X El Sabio, la comarca de la Tierra de Pinares aparecía ya dibujada en los mapas como un territorio poblado. Fuera de la Tierra de Pinares, aparecía una gran extensión, prácticamente deshabitada, a excepción de algunos núcleos aislados, como se aprecia en el mapa que se inserta.
 
Hoyo de Pinares (El Foyo) recibía en ese mismo año un heredamiento del citado rey, delimitando lo que sería su primera jurisdicción municipal, cuya periferia abarcaría desde Peña Aguilera a Valdeliebres pasando por Navalhorno y Viñalajara y, desde allí, al río Becedas, para volver al punto de partida en Peña Aguilera. La donación real, confería al territorio acotado por este perímetro, personalidad jurídica municipal propia, equiparándole con las Villas que tenían ese mismo privilegio.
 
El Caserío o Alijar de Helipar, las aldeas de Quemada, Navaserrada, El Foyo (El Hoyo), Villaba, Sotillo, Serores, Ezebreros (Cebreros) y Sancta María del Trémulo (El Tiemblo), junto con Ferradón (Herradón de Pinares) y Sanct Bartholomé, constituían el Partido de Piinares, a efectos eclesiásticos, dentro de una misma comarca. La omisión de Navalperal, Las Navas y Valdemaqueda está plenamente justificada al no haber sido pobladas aún en esas fechas, ya que Las Navas lo haría en 1275 por decisión de Alfonso X El Sabio, en el mismo lugar donde anteriormente hubo un asentamiento humano en la Edad del Hierro, y Navalperal y Valdemaqueda se poblarían en el año 1340, es decir, 65 años después.
 
Entre las poblaciones existentes en el año 1250, hoy desaparecidas, llaman poderosamente la atención Navaserrada y Villalba. La primera, porque su toponimia prerromana nos hace pensar en la posibilidad de que dicho asentamiento humano fuera de origen céltico y ya existiera en la Edad del Hierro. De Villalba, a tan sólo una distancia de tres kilómetros aproximadamente de Hoyo de Pinares y Cebreros, junto al puente de San Marcos que cruza el arroyo de La Pizarra, sabemos que fue una aldea de relativa importancia, habilitada tal vez por caballeros de armas, a juzgar por los escudos que adornan alguna de sus laudas funerarias descubiertas el pasado siglo y que siguen expuestas al aire libre dentro de una finca privada. Se sabe, documentalmente, que el Obispado abulense tenía importantes explotaciones agrícolas en esta aldea, entre las que se encontraban algunos viñedos.
 
La Iglesia eligió a la población de Villalba como cabeza del Partido de Pinares, estableciendo en él la sede del Arciprestazgo del mismo nombre hasta el año 1587 en que pasaría a depender de Hoyo de Pinares, quien ostentaría este privilegio durante tres siglos, es decir, hasta mucho después del año 1851, en que se dividiría en dos: Arciprestazgo de Hoyo de Pinares y Arciprestazgo de Cebreros. Cabe destacar que en 1587, Villalba se había convertido en un despoblado y su término y habitantes pasarían a integrarse en Cebreros. El apellido Villalba, proveniente de este mismo lugar, hoy está presente en muchos habitantes de Cebreros y de Hoyo de Pinares, como fiel testimonio de su procedencia.
 
Lo que se conoce hoy como provincia de Ávila, durante una gran parte de la Edad Media estuvo dividida administrativamente en señoríos, marquesados o condados, tales como Arévalo y su tierra, Señorío Episcopal de Bonilla de la Sierra, que pertenecía al Obispado de Ávila, el Señorío de D. Pedro Dávila que comprendía Villafranca de la Sierra, Navalperal, Las Navas del Marqués y Valdemaqueda, el Señorío de D. Álvaro de Luna que abarcaría las poblaciones de San Martín de Valdeiglesias, El Tiemblo, Cebreros y Villalba, y otra de gran extensión de tierra que se conocería como Ciudad y Tierra de Ávila, cuya extensión administrativa estaba bajo el mando del Sr. Corregidor de Ávila, que se adjudicaría el término de Hoyo de Pinares, lugar que hasta entonces se había mantenido independiente.
 
Hoyo de Pinares, conocido en la antigüedad como El Foyo, recibiría el mayor revés de toda su historia en 1476, es decir, 226 años después del heredamiento que el sabio rey había entregado al Concejo de Hoyo de Pinares. La Ciudad y Tierra de Ávila se anexionaría todo su término, al no prosperar la reclamación judicial que habían interpuesto los letrados del citado Concejo hoyanco contra esa pretensión abulense, en base a las escrituras de Alfonso X que acreditaban que esa jurisdicción le pertenecía por derecho propio.
 
La sentencia, en contra de Hoyo de Pinares, fue de nuevo apelada por su Concejo, siendo ratificada en una posterior sentencia a favor de la Ciudad de Ávila y su Tierra, de quien pasarían a depender Hoyo de Pinares. San Martín de Valdeiglesias, El Tiemblo, Cebreros y Villalba pertenecerion al Señorío de D. Álvaro de Luna, mientras que Las Navas, Nalvaperal y Valdemaqueda dependían del Señorío de D. Pedro Dávila, marqués de Las Navas. Hoyo de Pinares, por consiguiente, se había mantenido “independiente” durante más de doscientos años.
 
Por último quisiera constatar que El Tiemblo se mantuvo independiente como Villa, desde 1447, que Juan II de Castilla le concedió este privilegio, independizándole del Señorío de D. Álvaro de Luna, hasta 1452, fecha en la que ordenaría el mismo rey que El Tiemblo, Cebreros y Villalba, aunque a alguno de ellos les hubiera constituido anteriormente en Villa independiente, pasaran a depender de la Ciudad y Tierra de Ávila, tal como haría Hoyo de Pinares más tarde, es decir, en 1476.
 
Juan de Pablo Ayuso
 
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Fuente | Publicado en el Programa de Fiestas San Miguel 2005.
 
Ilustración | Mapa que aparecía como ilustración original del artículo.